viernes, diciembre 28

Sueltos en París










I
por ahí me desubico, por ahí me decís: nena, no sabes quién soy. por ahí tenés razón, igual no puedo quedarme callada. te aprecio tanto, en una época te quise mucho, ahora no sé, pero parece que sí, porque sino no haría esto. capaz que en realidad lo hago de egoísta, no por vos, sino por mí, para poder dormir tranquila en esta noche que se convirtión en infierno.

II
se te ve tan bien,
enamorado, feliz.

III
amigo, me puse a pensar que extraño de vos. primero que nada tus gestos, tu caballerosidad, sentir tu protección, tu manera de dar cariño, sea con un trago, un chongo, un laburo o un consejo. después tu brillantez y tu forma de decir las cosas, aunque sea duro, pero siempre sincero. tu predisposición, tu siempre estar cuando se te necesita, aunque sólo dure lo que vos decidas, siempre, como un don que das y quitás cuando querés.
por eso no me gusta escucharte hablar mal de los otros, algunos amigos ahora, otros antes, algunos nunca.

IV
brillás tanto,
por qué te opacas?
te lo pregunto,
me lo pregunto.

No hay comentarios: